Según la doctrina pitagórica, el número es algo cualitativo que de antemano
se halla presente en todo. Es por ello, que a partir de Pitágoras se considera que cada número posee un valor cualitativo (además del cuantitativo) que le confiere un significado particular, tanto físico, como psíquico y espiritual. El tres es un retorno a la unidad al suponer la alterabilidad, la limitación de lo ilimitado en la forma de un triángulo, la figura más simple, origen de todas la demás figuras planas. El punto es la unidad, la línea la dualidad, la oposiciòn de un algo a otro algo, es decir, la distancia que los separa. Con el tres se recupera la unidad al formar algo cerrado en sí mismo, pues tres puntos delimitan una figura plana. Es el ternario en el que la tensión de los opuestos, entre par e impar, se resuelve dando origen a un nuevo impar; es el símbolo de la generación a partir de la unión entre dos complementarios, del macho y la hembra para dar origen al hijo; la espiritualidad como complemento de cuerpo y alma; es la línea que se desplaza sobre su punto de origen para dar nacimiento a l más simple de todas las figuras: el triángulo, y con él todas las figuras planas. Por ello es apto para reproducir eternamente las mismas estructuras. El tres cierra un ciclo, una primera totalidad que no es más que otro uno, otro impar en el que se iniciará el próximo ciclo; como dice Platón en el Timeo: “Es imposible combinar bien el conjunto de dos cosas sin una tercera, se necesita un lazo que las una”. En la creación, los mundos son tres: cielo, tierra e infierno, y cada mundo es simbolizado por una tríada; por ello el nueve es el número que cierra el tercer ciclo a partir de la unidad, y con ello, la creación. Un oráculo de Zoroastro dice: “El número tres reina en el universo, y la mónada (uno, único, unidad) es su principio”. La Mónada representa la esencia de Dios. Para Pitágoras el mundo real es triple y regido por la Tríada o Ley del ternario. El universo está formado por tres esferas concéntricas: el mundo natural, el mundo humano y el mundo divino. De igual modo, el hombre se compone de tres elementos distintos pero fundidos uno en otro: cuerpo, alma y espíritu. Este es el intelecto otorgado por Dios y estrechamente unido al alma. El mundo divino, representado por Dios, también es una trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. “Tres personas distintas y un solo Dios verdadero” para la religión cristiana. El culto trinitario de la India está representado por Brahama, Vishnú y Siva. En el mundo natural podremos aplicar la ley de los tercios a todos los cuerpos armoniosamente proporcionados. Las tres esferas del Universo representadas por el mundo natural, el mundo humano y el mundo divino, resumidos en la Mónada, cons
tituyen la “Tétrada sagrada”. Para los esotéricos, el Triángulo Equilátero representa a Dios, o la armonía. Entre los fracmasones tiene un extenso campo de significados: la fuerza, la belleza y la sabiduría de Dios; los reinos mineral, vegetal y animal; las tres fases de la evolución del hombre separatio, fermentatio y putrefactio (el nacimiento, la madurez y la muerte); la mesura en el hablar, el pensar y el actuar. Para los cristianos es el símbolo de la Trinidad (padre, hijo y espíritu santo) combinado con un ojo o una mano dentro del triángulo. Según la cosmogonía el tres representa la Trinidad (Padre-Hijo-Espíritu Santo, padre-madre-hijo). Simboliza el equilibrio de todas las cosas manifiestas. Los pitagóricos nunca consideraron números al 1 y al 2; para ellos, la tríada fue el número primero por ser el equilibrio de las unidades. El gran matemático solía decir que Apolo respondía en el Oráculo desde un trípode y recomendaba hacer las libaciones tres veces al día. Como valor sagrado de este número y de su simbología, el triángulo está formado por la mónada y la díada. Como principio absoluto universal, representa el principio de la naturaleza en función, transmutación y manifestación. Pitágoras llama a la Tríada madre de la Música, maestra de la geometría, razón de la Virtud, síntesis del Intelecto. Y en su aspecto negativo: Diversidad, Discordia, Turbulencia. Es el número de la creación. Según las teorías numerológicas, de hecho, el 1, por sí solo, aunque sea potencialmente creativo, es en realidad estéril. Por mucho que se le multiplique por sí mismo siempre se queda en uno. El 2 tampoco resuelve el problema, porque puesto enfrente del 1, genera una pareja de opuestos y multiplicado por 1m se queda en 2. Para reconciliar a los opuestos y general otros números, es necesario el 3. El número 3, mediante 2 + 1, introduce una actividad en la pasividad del 2, que da una directiva a la gestación. Es el hijo que procede del macho y de la hembra, la síntesis que supera tesis y antítesis. Es el plano originado por la línea y que forma el triángulo. El triángulo supremo de la Cábala. Trinidad. Orden del ternario. Resolución armónica del conflicto. Incorporación del espíritu al binario. Síntesis espiritual y síntesis biológica. Representa la totalidad armónica del hombre, de acuerdo a la teoría esotérica de la composición trinitaria (espíritu-alma o psiquis-cuerpo). Expresa autosuficiencia y crecimiento de la unidad dentro de sí mismo. Símbolo de producción, nacimiento, generación efectiva a partir de opuesto, de desarrollo ordenado y armónico, quien está bajo su influencia progresará en la vida con facilidad y fortuna, consiguiendo, sin esfuerzo, éxito y simpatía.


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